Muñecas: Objetos de posesión.

Las muñecas. Esos juguetes, que cuando la pátina del tiempo ha pasado por ellos, son capaces tanto de fascinar a quien las colecciona, como de crear cierta aversión o miedo a algunos que las observan.

Cabe decir que además de su aspecto envejecido, ajado, que las hace parecer tétricas, algunas de ellas encierran maldiciones. Tienen “vida interior”, como si se resistieran a carecer de alma, a pesar de ser un objeto inanimado. De ahí que se las conozca como “muñecas poseídas”.

Muñecas que parecen seguir con su penetrante mirada a los habitantes de la casa, que cambian de posición sin que nadie las haya tocado, e incluso son capaces de susurrar palabras, o llorar como si de un bebé se tratara, a pesar de no tener mecanismo alguno en su interior.

Se conocen diversos casos, como el de “Pupa”, una muñeca italiana que se hizo, buscando que se pareciera a quien iba a ser su dueña de tan sólo 5 años de edad. Por aquel entonces, durante la década de los 20, era costumbre hacer los muñecos utilizando el cabello del niño o niña al que iba a pertenecer, o bien se utilizaba cabello humano de otra procedencia, como en el caso de Pupa.

La muñeca pasó junto a su dueña las penurias de la II Guerra mundial, y por dos intentos de ser destruida. La muñeca permaneció junto a la niña durante sus numerosos viajes. En principio, la inocente muñeca no causó miedo o preocupación alguna en la familia, aunque su antigua dueña decía que en ocasiones, ésta le hablaba e incluso le avisaba de algún peligro, durante su época infantil.

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Pupa

 

Sin embargo, a la muerte de su primera dueña, y al pasar a otras manos, Pupa comenzó a dar muestras de una inusual actividad. Desde el estante, donde permanece encerrada, parece seguir los pasos de sus nuevos dueños con la mirada. A pesar de su inocente aspecto, dicen que cambia la expresión de su cara, e incluso la postura de brazos y piernas, sin que nadie la toque. En ocasiones han llegado a escuchar golpecitos de la puerta de cristal de la vitrina donde Pupa está guardada, y cuando han mirado hacia el lugar, han visto la mano de la muñeca dando pequeños golpes, como queriendo transmitir que quiere salir de su encierro.

 

Otra muñeca que destaca entre las muchas que existen, es Mandy. Su aspecto algo menos atractivo que el de Pupa, no aminora los “poderes” que parece poseer. No se sabe a ciencia cierta si fue hecha en Alemania o Inglaterra. Pero con más de 100 años de edad, esta muñeca, sigue dando más de un susto.

En el año 1991, fue donada a Museo Quesnel, ya que la persona que la tenía, decía escuchar los llantos de un bebé que parecían provenir de la muñeca. Llantos que una noche la despertaron, pero tras inspeccionar la casa, la asustada mujer sólo encontró una ventana abierta, pero ningún bebé.

Tras que el Museo acogiera a Mandy en su colección, los llantos parecieron cesar.

Como no tenía un lugar fijo donde exhibirla, al principio la colocaron en la entrada. Muchos fueron los que comentaron su aspecto macabro debido a su deteriorado estado.

Al mismo tiempo comenzaron a ocurrir extrañas cosas. De forma inexplicable desaparecía comida de la nevera, para luego aparecer metida en un cajón, así como todo tipo de objetos: bolígrafos, libros, fotografías. Algunos aparecían al cabo del tiempo, otros desaparecieron por completo. Se escuchaban pasos en lugares donde no había nadie.

Mandy fue cambiada de lugar, y fue llevada una habitación, para que no hiciera daño al resto de las muñecas que allí se conservan también, según los rumores. Pero lo cierto es que Mandy siguió haciendo de las suyas.

Mandy

Mandy

 

Desde su cambio, se hicieron habituales los fallos en la instalación eléctrica. En una ocasión el personal del museo encontró montones de papeles tirados por el suelo, en el lugar donde se halla Mandy, como si en una rabieta, la “dulce” muñeca se hubiera desahogado. Y esto no termina ahí. Las personas que pasaban cerca de Mandy, aseguraban sentirse tristes o incómodas, sin motivo aparente. Otras incluso creen notar que la mirada de Mandy les sigue adonde vayan, e incluso aseguran que les guiña un ojo. Un visitante que filmó con su cámara a la muñeca, comenzó a fallarle. La luz de la cámara se encendía y apagaba cada cinco segundos. Cuando salió del lugar para ver otra exposición, la luz dejó de fallar.

Se habla de una leyenda que dice que Mandy fue poseída por el espíritu de una pequeña que murió. Aun así, no existe una certeza, ni se sabe el origen de cómo Mandy llegó a ser una muñeca con un “temperamento” capaz de poner los vellos de punta, tanto trabajadores como a visitantes del Museo Quesnel, que aun así, continúan acudiendo para ver a Mandy.

 

 

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Olga Gómez Ruiz. Diciembre 2012.

Fuente de la información: http://northernparanormalinvestigations.blogspot.com.es

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Publicado el 7 diciembre, 2012 en Artículos y etiquetado en , , , . Guarda el enlace permanente. 1 comentario.

  1. Excelente artículo. La verdad cierto es que algunas muñecas dan mucho miedo y respeto.

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